En este artículo, queridos lectores, hablaremos de un secreto íntimo de un personaje que la mayoría lo conoce por odiar y perseguir a los judíos. Ese es Adolf Hitler.
Cuando tenía 14 años, su padre falleció y por eso se vio obligado a ir a vivir a Linz, donde vivía su madre. En esa ciudad conoció a August Kubizek, quien llegó a convertirse en su mejor amigo. Hitler lo compartía todo con él, como nosotros hacemos con nuestros mejores amigos, ¿verdad? Bueno, a lo que iba, allí conoció a August, y a él le confió sus más íntimos secretos. Uno de ellos era el amor que sentía por una chica, Stefanie Isak.
Esta chica parece ser que era de una familia rica, y esto le frustraba, ya que la veía inalcanzable. Hitler tenía buen gusto por las mujeres, pues Stefanie era muy atractiva. Tanto lo era, que muchos militares se paraban a hablar con ella. Al único que no le gustaba esto era a Hitler, ya que él sentía celos de ellos, y es normal. Él hasta ese momento era nada más que un adolescente como cualquier otro, por lo que es normal también que se sintiera muy inferior a los militares.
Hitler estaba tan enamorado de ella, que una vez quiso tirarla de un puente para morir los dos juntos. ¡Qué locura! ¡Eso ya no era amor, era obsesión! Lo que más daño le hacía era ver que su amada pasaba de él, lo ignoraba, y es lógico que estuviera un poco deprimido por eso.
La chica tenía un apellido judío, Kubizek. Por lo que se creía que ella era judía, pero más tarde se descubrió que no lo era. Hitler nunca logró saber esta verdad, que no era judía. Por eso, es muy fácil concluir que esa fue la causa de su odio hacia los judíos, pero esto es solo una hipótesis.
La verdad es que debería estar muy loco por hacer todo lo que hizo, solo porque una mujer lo rechazara. Si todos los hombres actuaran igual, ¿qué sería del mundo? Pues un auténtico desastre. ¡No lo quiero ni imaginar!
Bueno, espero que os haya gustado esta interesante historia y os espero la próxima semana.
